martes, 29 de mayo de 2012

I cry when angels deserve to die.



 "El ángel perdió sus alas. Las habían arrancado y quemado ante él. Su dolor no tuvo fronteras, sin embargo ni una sola lágrima cayó por su rostro al verlas desaparecer. Ahora esconde sus cicatrices, pero las observa con orgullo de lo que un día fue. Cayó, y volvería a caer una y mil veces por la misma razón. Perdería sus alas, pero su esencia envenenada, su destrozado interior, no cambiarían. Seguiría siendo un ángel por esa persona."




¿Dónde están las lágrimas? Después de tanto tiempo conteniéndolas no hubo forma de que  salieran. No hubo muestra alguna de dolor, tan solo la tristeza infinita de sus ojos, pero esa tristeza no sería fácil de percibir. Allí, bajo la infinita lluvia, se hirió a si misma. Con furia, con impotencia. Vio caer la sangre, notó ese extraño dolor. Y, al fin, las lágrimas inundaron su rostro.

Caótico.

 Y que las cadenas te aten de nuevo, que no exista el azar. Que mueran las palabras y se escape la voz. Que renazcan suspiros, que se acabe el amor. Que revivan los placeres, que prohíban las sonrisas. Que se acaben las lágrimas, que regrese la incomodidad. Que se sequen las nubes, que se apague el temblor. Que desaparezcan mis ganas, que se entierren los segundos. Que ardan las pasiones y se equivoquen los sueños.
 Hipotecar las ganas de abrazar, rendirse ante las tormentas. Dejar la lluvia caer, empapar cada hoja de papel fundido en mí, que nadie entiende mejor las palabras que una hoja en blanco. Y que la tinta que se esfuma al contacto con tu piel prenda de nuevo en ganas de seguir. Que todo acaba, que muere y no renace. Pero puede perdurar de forma diferente. Un tatuaje invisible a los ojos ajenos no es más que un recuerdo imborrable. Unos trazos a lápiz que jamás serán encontrados, todos los miedos guardados en un gastado lienzo sin armar. La tensión de que se conozca, la decepción al no ser encontrado. Las mentiras, las inquietudes. Todo demasiado caótico para ser comprendido.
 Alas arrancadas, plumas quemadas, nada con lo que poder volar.



 El intentar conocer la mente de una persona, sucio arte tan estúpido e inútil. Nunca llegas a conocer la mente de una persona, tan sólo llegas a conocer lo que tú, en tu máximo egoísmo, quieres que piense esa persona. 
Un salto al vacío sin redes que te puedan salvar. Confianza. 
Desdén.
Soñarte. 

domingo, 27 de mayo de 2012

Secreto a voces.

 Y, mirando al infinito, encontré un lugar en el que ser feliz.

 ¿Cuándo ocurrió? Qué más da. Ocurrió. Porque no  podía existir un final tan absurdo, porque sólo aveces merece la pena luchar por ese "no puede ser".
 ¿Dónde estabas? ¿Dónde me escondí? Preguntas con una respuesta que no merece ser escuchada. Preguntas y más preguntas... Preguntas ignoradas. No importa la respuesta, tan solo importa la realidad, esa maldita realidad de la que no podemos huir. Y ahora, con más fuerza que nunca, se alza ante nosotros. Quizá se imponga herida, cauta. Quizá ilusionada, armada de valor, de ganas, de tiempo. De algo importante.

 Superar el miedo, superar el terror a las palabras. Ver de nuevo, pero sin cristal ante ti. Poder tomarlo todo. 


Quizá sólo necesitaba esa mano, esa fuerza para no caer. Una mirada, un gesto, un abrazo, una sonrisa... No sé qué fue exactamente. Sólo sé que fuiste .



"Es decir te quiero a gritos... o entre dientes."

martes, 22 de mayo de 2012

Y me tiemblan los pies a su lado.

 Pedir demasiado.

 ¿Lo escuchaste alguna vez? El sonido de esa persona alejándose de ti. Quedarte distante observando su silueta desaparecer, saber que no se volverá para mirarte. Y morir.

 Saber que te equivocaste y no poderlo arreglar. ¿Orgullo? ¿Miedo? Eso no importa, nunca lo hizo. Al final sólo importa el momento.


 Y, ¿ahora qué hacemos?


 - ¿Cuándo dejó de importarte?
 - Cuando te alejaste de mi.

 Gritar en silencio, que parezca que te escucha. Buscar su mirada, encontrarla. Temblar. Una sonrisa, miedo. ¿En qué estará pensando? Volver a temblar. Que se pare el tiempo, que no se aleje. 
Haz que sea infinito esta vez.

viernes, 18 de mayo de 2012

Quema de Brujas.

 Quizá sería lo único que podría pedir. Arder. Y, al arder, dejar atrás todo. Arder y desaparecer como antes deseaba. O simplemente arder.
 Arder con un fuego capaz de resucitar almas, de quebrar un frío demasiado intenso.
Arder,  y que el viento lleve las cenizas para quemar tus ojos y abrasar tu piel. Arder hasta que se recuerde el mayor olvido, hasta que se fundan los espejos que reflejaron la realidad.
Arder, hasta que la indiferencia se agote, hasta que se rompa el hechizo y despierte del sueño. 
Arder hasta que vuelvas a ser tú.
O, simplemente, arder. Sin más.

jueves, 17 de mayo de 2012

Cerca.

"En realidad no te he perdonado, nunca fui tan noble como para hacer eso. Tampoco me gusta sacrificarme, no soy tan altruista. Pero me diste razones por las que seguir, quizá desconozcas muchas de esas razones. O igual piensas que te lo mereces, no lo sé. 
Y jamás lo preguntaré. 
Pero ese momento existió. Existió ese odio y esa rabia. Después sólo quedó una extraña tristeza.
Pero no me hagas sonreír, es cruel. Eres cruel, sin quererlo. Matas cada segundo de mi existencia, lo vas despedazando a modo de esperanzas. 
Esperanza. Una palabra. Un sentimiento demasiado peligroso.

Pero me conformo con verte alejarte, con ver el viento acariciar tu camiseta mientras huyes."



Ahora me doblas la distancia y sumas cien.
Voy a llamarlo decepción. Decepción que creí superar. Decepción demasiado clara. Pero me he cansado de ir a por ti, de lanzarte verdades a la cara. Me he cansado de rescatarte de tu propio agujero.
¿Me vas a culpar? Adelante. Cree lo que quieras, yo no me voy a defender más de unos ataques sin sentido. 

lunes, 14 de mayo de 2012

Ya no la quiero, es cierto... Pero tal vez la quiero.

Para luego desaparecer.
 "¿Lo mejor? Nunca confíes en nadie que no seas tú. Nunca le des a una persona tu corazón. No le muestres tu debilidad, aunque en ese momento confíes en esa persona. No lo hagas. Porque tendrá el poder de hacerte daño, sabrá tu punto débil y sabrá cómo mover los hilos para hacerte caer. 
 ¿Yo? Yo volvería atrás, volvería a aquel momento en el que nada era capaz de llegar a mi, en el que mis muros eran invencibles. Volvería a mi momento de eterna soledad. Soledad en la que no podían hacerme daño.
 Ni siquiera ames, ni quieras. Porque esas son las armas más mortales."

domingo, 13 de mayo de 2012

Pero no se acaba el amor.


  "Cuando sólo la muerte puede vencer al amor."

 -Buenas noches, pequeña. Te he traído algo que, quizá, te guste y te recuerde a mi en aquel lugar. Sí, son un par de fotos, una estupidez, ¿no crees? Pero traerte esto, a modo de despedida, no es más que una escusa para disculparme. Sé que no hice bien las cosas y... ¡Oh! ¿Esto? Sí, son unas rosas, creí que podrían ayudar. 
 ¿Sabes? A veces me sacas de quicio, no hay quien entienda que es lo que quieres, cómo te sientes, qué debería hacer. Eres muy rara. Mantienes que odias que te regalen flores, lo sé. Dices que una flor es bella durante unos efímeros momentos, que su dulce olor se convierte en muerte, y que odias eso. Pero he visto tus ojos cuando miras una flor, te he visto sonrojarte cuando te he dado una, aunque sea una estúpida pequeña flor de un parque. Te gusta, te sientes querida así. También odias hacerte foto, pero te haces miles. Te encanta guardar esos recuerdos y, después, observarlos, recordarlos y archivarlos en tu loca cabecita. Tan absurdo... Tanto como tú. Tú, que odias mostrar tus sentimientos, que no soportabas la idea de que nadie te vea llorar, sin saber que tus ojos llenos de lágrimas son la cosa más bella y triste que jamás podré observar. Tú, que te empeñas en que rendirse siempre era una buena opción, pero no te he visto hacerlo jamás. Tú, que me has dicho mil veces que me aleje, pero nunca te has apartado de mi lado. Has odiado cada segundo que te dejé sola. Eres tan contradictoria que me das rabia. Tanta rabia.. que aquí me tienes ahora. Odiándote con cada poro de mi piel, odiando que ya no me escuches, que no pueda hacer nada. Odiando quererte con demasiada fuerza, saber que me querías a pesar de todas las veces que huiste de mi. Te odio, te odio porque te has alejado de mi. No existió una despedida, no existió nada. Nada. Un hasta luego, un "eres idiota". Y una sonrisa que no puedo olvidar. Sigo viendo esa sonrisa, me sigo preguntando por qué no corrí tras de ti, por qué no dejé de lado todo. ¿Qué más daba sufrir si estaba contigo? Y, ahora, no puedo decirte nada. Te has marchado, esta vez de verdad. A un lugar al que no puedo seguirte, no aún. Me has enseñado muchas cosas, demasiadas. y no puedo olvidarte. Por eso he venido aquí, a decirte cuanto te odio, para que recuerdes lo que me has hecho. Tú, pequeña odiosa, me has hecho vivir de nuevo. Por todo ello gracias. Y recuerda, te odio... te odio porque te he querido demasiado. Porque te quiero demasiado y tú te has alejado de mi...

 Jamás existió una respuesta, sólo la fría noche y ese odioso silencio. No volvería, pero siempre estaría allí. Porque él jamás la olvidaría.


Y yo no busco más que alguien que me quiera acompañar en este universo.
(...)
¿Por dónde va el amor que se me escapa cuando intento enamorarme de ti?

sábado, 12 de mayo de 2012

Poesía envenenada.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche...





"-Yo soy un sueño, un imposible
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
No puedo amarte.
-¡Oh ven, ven tú!"




 Y es que estamos hechos de ganas de romper los imposibles. Parece que caer una y otra vez con la misma piedra no nos parece suficiente. Somos capaces de luchar, de rendirnos, de llorar y reír, y que siempre sean las mismas razones. Simples humanos guiados por... ¿Por qué nos guiamos? 
 Los más profundos dirán que nos guiamos por el corazón, los sentimientos, las sensaciones... Otros, más racionales, dirán que nos guiamos por "la cabeza", nuestra mente, calculando los pros y los contra de cada decisión. Supongo que aquí reside la famosa lucha "razón-corazón", lucha que todos hemos sufrido, con mejores o peores resultados. Pero hay algo claro, no importa con qué nos guiemos, siempre caeremos de nuevo en nuestro imposible particular. Siempre. 
A menos que se esfume la realidad. 

viernes, 11 de mayo de 2012

Ganas tú.

Estoy cansada, duele. 

 He cosido tantas veces estos pedazos que ya son imposibles de unir. Pedazos que desconoces, es obvio. Jamás te paraste a conocer nada, simplemente querías la perfección sin saber que algo roto jamás podrá acercarse a ella. Basaste la perfección en una gran mentira, una mentira que ni tú ni yo creíamos, y que ahora sale a la luz. De nuevo. 
 Jamás me acerqué a la perfección, pero tampoco quise hacerlo. 

"El orgullo a mi me pierde y eres tú quien me has perdido poquito a poco."
 ¿Y te sorprenden mis ganas de huir? Mataste la escasa confianza en mi misma que poseía, la mataste al no confiar en en mi. Tú tampoco confiabas en mi. Y nadie lo haría. ¿Cómo apoyar una causa inútil? Pero no te sorprendas por nada... Al final todo acaba donde debería. Lejos.
 No es nada nuevo, sólo esperaba no desaparecer antes de mi anunciado final. 

jueves, 10 de mayo de 2012

Y eras capaz de predecir cada suspiro...

¿Y si hubieses cerrado los ojos?
 Escondidos tras un velo transparente, lugar donde nada se puede esconder. Conteniendo las ganas de estar cerca, huyendo por cobardes, otra vez. Lunas con sabor a sangre, amaneceres llenos de soledad. Un recuerdo que quema, un adiós por confirmar. Palabras mudas, reproches malsonantes. Tú tranquilo y yo descalza sobre zapatos de roto cristal. Un roce que llega, una mirada distante detrás. 'Quiero verte', y no me buscas. Puedo verte y no lo haré. Siempre distantes, siempre huyendo, demasiado cerca tras un papel. Relatos sin fin, canciones de amor, indirectas directas, un instante, tú y yo. Promesas por cumplir, momentos que no llegarán. Tú, tan atado y asustado, yo tan fría y sin amar. No me crees pero me escuchas, no te miro pero adoro tu mirar. Y confías y te reto. Ahora me salvas pero me dejas caer igual. Yo te busco, tú me encuentras. Te persigo, me sonríes. Te alejas y no te giras, me giro y te paras a mirar. Siempre tan contrarios, siempre tan distantes, siempre tan cercanos. Polos opuestos que se unen sin remedio. Tú te alejas, yo me alejo. Pero juntos funcionamos mejor.
Vuelves, regreso.

A escondidas, algo que jamás podríamos aceptar. Un efímero momento, quizá no volverá a pasar. Tú huiste entonces, huí esta vez yo en tu lugar. Ahora me buscas y yo me escondo, y cuando te busque te esconderás. Demasiado dulce en tus momentos, demasiado para ser real. No me busques, que me encuentras, no te marches nunca más. Un nuevo plan fallido pero siempre con ganas de más. No crees una oportunidad, sabes cómo acabará. Un tú y yo que no existe. 
Un tú y yo que existirá. 

It's a cold and it's a broken Hallelujah.

"De otro, será de otro, como antes de mis besos."

 Demasiado por perder entonces, demasiadas emociones mezcladas con miedo y placer. ¿Hasta dónde llegan nuestras ganas de ser felices? ¿Cuánto daño podemos soportar... o causar? 
 Pero existía algo, algo que se podría conservar, algo que no era necesario perder. Dolía, dolía ver como perdía de nuevo, como sentía esa soledad. Pero un recuerdo llegó a su mente. Unas palabras; 'Ven conmigo'. Eso era imposible. Pero mantendría a su lado la esperanza, quizá se volverían a encontrar. Quizá, finalmente, podrían estar juntos. 

Feliz Cumpleaños, papá.


 Sobran decir palabras bonitas, historias adornadas... todo eso sobra. Porque no hay nada más simple, más cierto y más claro que esto. A pesar de cada grito, de cada pelea, cada roce o discusión. Gracias a cada risa, cada comentario estúpido, cada momento de confianza. A pesar de todo esto, y gracias a todo esto, estoy ahora aquí pudiendo decir algo: Feliz cumpleaños papá. Gracias por todo. Te quiero

-Me duele la cabeza.
-Eso es que vas a tener las trenzas muy apretadas.

Wine II.

Y volvió. Estaba segura de que volvería a ver esos tristes ojos y esa copa de vino. Pero, a pesar de esa tristeza infinita, de ese aura de dolorosa ternura, hoy sonreía. Sonreía con ganas, sonreía perdido en los ojos de una mujer. Una mujer, a simple vista, muy diferente. Parecía llena de energía, riendo y hablando mientras él, apático, sonreía delicadamente. Mantenía la misma cordialidad, pero había algo distinto en él. Emoción, felicidad.
 Es absurdo, pero ver esa imagen, ver esos ojos tan tristes que me habían hecho pensar tantas historias, ver sonreír a tanta tristeza, me hizo sonreír a mi. 


Pequeñas sonrisas que esconden algo más. 

jueves, 3 de mayo de 2012

Ese dulce momento.


Y, como era de esperar, llego ese momento. Llego el momento de confiar en él. Y así lo hizo. Había algo en él que le resultaba adictivo, se sentía estúpida por volver a confiar. Estaba convencida de que volvería a perder. Pero esas palabras cambiaron el momento, cambiaron esa absurda sensación de inseguridad. Un susurro, un "te quiero" a media voz. Unas palabras dichas de forma suave, pero a la vez con una fuerza indescriptible. Unas simples palabras pronunciadas en el momento preciso, con la mirada más sincera que ella pudo recordar. ¿Cómo no confiar en él? ¿Cómo no corresponder esa infinita dulzura? 

 Deseó olvidar todo el dolor, todo el pasado y perderse en su beso para siempre. Él, siempre tan directo, tan sincero desde el primer momento. Él, que la había salvado de esa extraña soledad, de esa oscuridad que la agotaba a cada segundo. Él. 
 Y recordó, de forma fugaz, todo ese tiempo. Recordó su primer cruce de miradas, sus primeras torpes palabras. Las conversaciones cargadas de ganas de conocerse. Las discusiones y las risas. Los roces nerviosos, las miradas huidizas. Las despedidas que nunca acababan. Recordó la primera vez que le cogió la mano, recordó el primer beso, tan íntimo, tan deseado. Ese beso que tanto la aterrorizaba. 
 No necesitaba más, él era su comienzo, era el inicio de lo que siempre deseó. Lejos de ser perfecto, lejos de ser un príncipe azul. Porque él era especial, él era para ella. Ella era para él. 

  Le sonrió,como tantas veces antes y, a la vez, de una forma totalmente nueva. Le sonreía con más ganas que nunca, y él le devolvía la sonrisa. Porque era su momento, sólo de ellos. Porque, esta vez, sería infinito.
Se hicieron especiales, se hicieron inmortales. 





"No importa lo que pase. Nunca dejes marchar a tu persona importante. No elijas la muerte para proteger a esa persona. Para protegerla realmente debes vivir, no importa lo que suceda. 
Así estaremos juntos, para siempre."


Podría no ser así.

 -Estás aquí...
 -Nunca me he marchado.


En el mismo espacio, tú y yo, pero no en la misma vida. 
 "Algo falla cuando rodeado de gente te sientes solo"
Repetir mil veces una misma frase no haría que cambiase nada. Allí, lejos de cualquier lugar conocido, con unas simples ganas de escapar, allí se encontraba. Pero siempre existe esa chispa que puede cambiarlo todo por unos instantes. Algo simple como una sonrisa, o algo más profundo como una mirada. 
Allí estaba, a una prudente distancia, pero con la vista clavada en sus ojos. Parado entre la multitud, ajeno al paso de los segundos. Es ese instante, mirada con mirada, cuando tu corazón vuelve a temblar. Y al temblar revive. 
Pero, siempre efímero, ese momento acaba.
Aunque la historia podría no ser así...


"No me conoces en absoluto pero, por un día, dejaré que sea diferente."



De ceniza...

 (...) Pues murió en mis brazos, sin más. Algo que jamás creí que se podría romper, algo con una fuerza que me hacía temblar. Ese fénix, cargado de calor y cariño, murió. Y murió como los valientes, con su cabeza bien alta hasta el final, hasta que se permitió rendirse y, por intentarlo, perder. Ya no existía cura para una herida mortal, para tanta sangre derramada. No existía consuelo, ya no existía nada. No más que un absurdo vacío, un vacío que sería su propia destrucción. Nada, nada podría hacer que remontara el vuelo, que su mirada no desprendiese la más absoluta de las tristezas. Y, sin más, murió. Ante mi mirada helada, ante mi total impotencia, ante mis ganas de querer morir en su lugar. Y es que no podría soportar perder esa belleza, debería brillar sobre todo, sobre todos. Algo único, algo que no se puede explicar. ¿Mágico quizás?

 Pero mantendré la esperanza y mi fuerza, pues es algo seguro en mi interior. Sé que renacerá, de ceniza, de perdón. Pero se alzará de nuevo, se alzará ante un nuevo amanecer.