viernes, 14 de marzo de 2014

HM, hasta más ver.

(...) He de admitir que me he repetido esto demasiadas veces este último mes. ¿Quién lo iba a decir? Aún hoy, después de otra despedida, sigo sin creerme del todo cuánto significó para mí este tiempo. Porque, por fin, puedo decir abiertamente que esto es lo que de verdad quiero hacer, lo que me llena y para lo que quiero servir. Y es tan simple como esto: no lo imaginaba así. Daba miedo, en muchos sentidos. Miedo a no valer, a que después de todo no me gustase, a no disfrutarlo, a no encajar... En fin, miles de miedos que ya en la primera semana supe que se habían eliminado.

 Así que hoy sólo quiero dar las gracias porque siento que he aprendido mucho más de lo esperado, y que aún me falta mucho más por aprender. Y tengo muchos nombres destacables para dar las gracias, aunque prefiero guardarme eso para mí. Así que, en general, gracias a cada enfermera, auxiliar, celador, médico o limpiadora, porque he podido aprender de todos en muchos más sentidos que el del simple trabajo. Gracias a cada paciente por suponer un nuevo reto, por dejarme aprender de ellos, por su mal humor y su sonrisa a pesar de todo. Gracias a cada cura, cada vía, análisis... Gracias a la adrenalina y el miedo, a la impotencia, a las despedidas demasiado repentinas, a los éxitos y los fracasos. Gracias a los abrazos, las palabras de apoyo, los ánimos e incluso las broncas.  Simplemente gracias por dejarme ser, por ayudarme a crecer y darme ese empujón hacia lo que aún queda. Y gracias por haber sido mi familia durante todos estos meses. Vosotros os habéis hecho un hueco importante en mí. Gracias por creer en mí.

 Sólo queda coger aire, tragar saliva y seguir lo que queda.