domingo, 24 de febrero de 2013

Inalcanzable.

She loves me. She loves me not. 



 Lo dices como si fuera un juego que no importa nada. Pero... si no importa ¿por qué preocuparse en ser tan dulce? Absurda y frustrante situación mientras, frente al espejo, tu mundo se hace pedazos. 
 Es simple, lo necesitas, quizá no de la misma manera, pero sabes que te puede salvar. Y, sin embargo, huyes. Como siempre, como nunca. Contradictorio. Podrías salvarle, podrías sobrevivir. Pero ya deduje que no quieres hacerlo, ya vi que no asesinarás a nadie en tu camino. No importa quién se sacrifique, no importa quién quiera morir. Tú no dejarás que muera, siempre fuiste así de absurdo.
But she loves you... she loves you not. 

sábado, 9 de febrero de 2013

Mentiroso.


Has mentido, has mentido una y otra vez. Te duele demasiado ser sincero, te duele demasiado volver a confiar. No haces más que esconderte tras esa apariencia desinteresada, pero sé que no es cierto. He visto como la miras, he visto como has cuidado de ella. He visto como has agarrado su mano con fuerza por no querer soltarla, te vi abrazarla y sonreír, oler su cabello, observarla mientras dormía sobre tu pecho, escuchar su respiración. Y he visto como has fingido que nada de eso te importa, que ella no te importa.



Podrías dejar de engañarte, podrías mostrarte y confiar. Pero eso te haría daño, eso te podría destruir de nuevo. Ella mostró sus cartas, te toca jugar a ti, puedes seguir con eso que no te llena... o puedes volver a creer. Quizá tengáis más en común de lo que jamás hubieses imaginado. 

Efecto.

"Si tu magia ya no me hace efecto... ¿cómo voy a continuar?"

 A veces amanece de un modo diferente, más cálido, más distante... Pero yo siempre fui de fríos atardeceres, de esos que te dejan un agridulce sabor a recuerdos e ilusiones. Esos de "si tú supieras". Esos.
 Esos que guardan secretos y lágrimas contenidas, frustración por no poder mostrar tu propia sinceridad. ¿Cómo es posible fingir tanto? Es una pregunta que me realizo cada día, y no pocas veces. Bendigo y maldigo esa máscara y esos muros. Tanto los míos como los tuyos. Odiosos y fascinantes. Y, sobre todo, necesarios. El problema llega cuando vuelves a ese lugar en el que no tienes que fingir, esa soledad que nos muestra tal y como somos. Ese miedo a mostrarnos ante alguien y ser rechazados. Irónico miedo al rechazo. "Si no diese miedo no sería importante." Aunque, a veces, no es cuestión de miedo, más bien es la innegable realidad.

 Pero, sin duda, lo peor es esa pregunta... "¿y si?" Esa pregunta cuando, a pesar de saber que está todo perdido, se renueva la esperanza, esa esperanza que nos puede destruir.
 Indiferencia. 


...Y, algún día, podré mirarle a los ojos y decir: sí, soy yo... y esta es mi historia.


Error.

 Puede que no haya sido del todo sincera, puede que me haya apoyado en algo erróneo, que haya huido de nuevo. Es más que obvio que algo falla, que hay algo terriblemente mal. También sé que llega ese momento en el que no puedes dar marcha atrás, que lo que hiciste será juzgado y que no habrá nada que lo cambie, tan sólo podrás avanzar y menguar la culpa. O, al menos, intentarlo. La solución es complicada, pero quizá no sea imposible. Esto no es más que un recordatorio... No puedes volver a caer, no tienes derecho y no será útil. Es hora de guardar ese mal tiempo desconocido, es hora de levantar la cabeza y callar. Es hora de no cometer errores. Ya es hora de cambiar la cerradura, hay demasiadas llaves ahí fuera.
 "Te lo advertí."

martes, 5 de febrero de 2013

Nostalgia.

 "Te contarán de mí... que he cambiado. Y  que a los buenos versos doy de lado. Que soy adicta a la adrenalina, que hacer canciones fue la medicina para sobrevivir...te. Te contarán de mí que soy dañina, que no fuiste más que otra triste flor en mi camino. Que no sé amar, que estoy maldita... y que no hago más que recordar y no encontrar mi sitio. 
Lo que no te dirán es que nunca olvidé nuestra capacidad de crecer y crecer, que te sigo a la par, que tú continuas recordandome. Lo que no te dirán es que aún guardo el matiz de tu fragilidad, de tu hermoso perfil. Lo que no te dirán es que aún hablo conmigo de ti."

"...A veces cuando estoy triste me meto en tu jersey y en la terraza pongo el mundo del revés sacando tu ausencia a relucir. Y, mientras el frío va calando en mi nariz, me gusta fumar pensando en ti y en tu silueta dando vueltas en mi colchón.
Y es que, a veces, cuando tus manos se aferraban a mi espalda y despacito susurrabas que me amabas dueño del mundo me sentía yo.
Y es que, a veces,  cuando en mi pecho encontrabas los latidos y eras capaz de predecir cada suspiro...
Me empeño en recordar lo que pasó, amantes sin futuro ni estación. Almas gemelas con distinto corazón... Y acepto que yo salí peor parado, pero por nada habría cambiado que mi tiempo se parara en tu reloj..."

Esas canciones que reaparecen y dicen tanto... demasiado. Pero no es tan obvio, nunca lo fue.

Re-caer.


 Cómo podrías explicar esa sensación de vértigo absurdo e imposible. Ese gancho que te alza por los aires y luego, sin más, te deja caer a la odiosa realidad. Gran velo y gran mentira separan lo que podría ser y no es. Pero es cruel, siempre lo fue. Esa distancia y esa cercanía, el confiar y el no hacerlo, abrir puertas y levantar muros. Cruel. 

 Y ahí sigue ese camino plagado de hojas secas, extraña forma de recordar. Saltar, correr, y como siempre huir. Pero ahí seguirá ese camino, iluminado por algo amado y odiado a la vez.

 Ya no duele tanto. 

 Pero duele de otra forma.
"Y en tu silueta dando vueltas en mi colchón."