viernes, 30 de marzo de 2012

Bar.


Lo "malo" de trabajar en el bar es que me ponen miles de motes, me llaman de la primera forma que se les ocurra. Pero hay tres de ellos que me hacen recordar a ciertas personas, y no sé si me gusta esa sensación o no.
 "Chiquita, bonita, pequeñaja"
 Pero ese es mi problema.


 "Que no se note que has llorado."
"Viajo a un mundo en el que no existe otra cosa que no sea su... su-su-su-su-su, su-su-su-su-su ¡su cuerpo!"

miércoles, 28 de marzo de 2012

Otoño.

Un otoño sin primavera, una vida entera, sólo por verte sonreír. 
 Me pregunto dónde han quedado todas esas palabras, todas esas tardes de poesía perdida, de paisajes imaginarios.
 Me pregunto qué fue de aquellas hojas de papel que contenían tantos pensamientos, tantos sentimientos ocultos. 
 Me pregunto dónde acabaron, por qué me deshice de todos. Y me pregunto si alguien encontró aquellas hojas perdidas. Y qué hizo con ellas. Me pregunto qué pensó al ver aquello.
 Me pregunto por qué perdí aquella costumbre...





 Quizá fue una época, quizá fue una corta rutina, pero hay días que echo de menos aquella absurda "soledad".

But I do love you.

 "Y, entonces, llega ese momento. Llega ese preciso instante en el que te preguntas por qué. ¿Por qué continuar? ¿Por qué luchar?
 No tener respuesta para esas preguntas supone un miedo incalculable, pero aveces tener respuesta asusta mucho más. Pero cabe preguntarse qué sería lo mejor. Cabe la posibilidad de tener elección y, mientras se tenga elección, el futuro no está decidido.
 Ahora te toca a ti. Te toca decidir por qué quieres luchar, qué merece la pena ganar y qué puedes permitirte perder. Puedes dejar que todas las rosas del mundo se marchiten a tu paso, ignorar su belleza, su perfume y su significado. Puedes ignorar cada recuerdo, cada palabra, cada sonido. Puedes obviar cada uno de tus sentimientos, puedes decidir que la soledad es suficiente compañía.
 O puedes atesorar cada recuerdo. Puedes guardarlos y, cuando sea necesario, recordar por qué luchaste en ese momento. Puedes recordar cada sonrisa, cada momento que deseaste que fuese eterno y que no lo fue. Está en tu mano, puedes elegir sumergirte en esa soledad... o puedes abrazarla hasta que llegue el momento en el que quieras regresar. Hasta que merezca la pena arriesgarse. Otra vez."

martes, 27 de marzo de 2012

Quizás supere la ficción.

 -Eres un buen chico.
 -¿Disculpa?
 -Quiero decir... A pesar de esa apariencia de persona a la que no le importa nada, estás aquí, ayudándome. Y, aún así, sigues con esa actitud pasota. Es curioso, ¿sabes?
 -Si tú lo dices...
 -¿No lo crees así?
 -No lo sé. Seré raro, quién sabe.
 -Bueno, supongo que me gustan las rarezas. Me gusta eso de conocer a aquellos que se alejan de todo y de todos, y más si tienen carisma.
 -¿Es un halago? Gracias.
 -Pero sigo sin entender qué haces aquí. Tienes ese aspecto de odiar cada segundo que pasas aquí.
 -Odio cada segundo que paso aquí.
 -¿Por qué?
 -Porque no es más que una gran mentira.
 -No lo entiendo.
 -¡Maldita sea! Me pones furioso. Tú y tu manía de intentar conocerme, como si fuese un nuevo reto.
 -Yo nunca dije eso.
 -¡Cállate! Odio esa mentira tuya, odio que te respaldes en ella. Lo odio. Y lo odio porque veo que no tienes intención de parar, jamás. Seguirás mintiendo, seguirás fingiendo que eres feliz y, lo que más odio, es que seguirás haciendo que otros sean felices, a costa de tu propia felicidad. Ahora mismo, aquí, sigues luchando contra cada muro que pongo ante ti. No sé por qué lo haces, pero quiero que pares. Porque no te das cuenta de todo lo que consigues haciendo eso. Y tu problema, tu estúpido problema es que no te das cuenta de nada, ¡nada! Así que deja de preocuparte por los demás. Tú misma eres un gran problema, preocúpate por ti.
 -No quería ofenderte.
 -¿Ofenderme? ¿Pero cómo puedes ser tan necia? No, no me ofendes, me has sacado más sonrisas y carcajadas que cualquier otra persona. Te has ganado cada maldita mirada que he decidido posar en ti. Pero no puedo decir nada, así que ahora olvida esta conversación. Simplemente olvida. Pero deja mis muros en paz.
 -Osea que quieres que me aleje de ti. Lo siento, jamás quise ser un incordio.
 -Claro que quiero que te alejes de mi. Quiero que te alejes porque estás sumergida en una mentira que te está matando. Pero no entiendo por qué. Quiero que te alejes porque estoy cansado de no ser capaz de llegar a ti, de tener miedo de acercarme, de mirarte de lejos, observarte. De ese maldito cruce de miradas. Y de que sea él. Contra él no puedo luchar.
 -¿Crees que esto es una mentira?
 -No lo creo, lo sé. Es una mentira por su parte, al igual que por la tuya. El quiere olvidar y tú le quieres querer.
 -¿Y tú?
 -Yo soy un mero observador de esta historia, no puedo decir nada. Bueno, sólo puedo decir una cosa.
 -¿Qué?
 -Seré yo quién recoja tus pedazos, aunque eso me destruya a mi.


(...)

 Y, de pronto, un día despiertas y recuerdas la realidad. Ves que tu burbuja está rota y que te duele más que nunca fingir. Te das cuenta de que, en realidad, no haces más que huir y que necesitas algo que no te pueden dar. Y duele. Sabes por qué duele, y sabes que no dejará de doler.

sábado, 24 de marzo de 2012

Oye...


Oye... ¿Y si te pido que me olvides? ¿Y si te pido que me odies? ¿Y si te hago daño? ¿Y si no te puedo hacer feliz? ¿Y si me alejo? ¿Y si huyo de todo, de todos...y de ti? Dime, ¿qué harías tú?Porque no creo que puedas venir tras de mi, no otra vez. No tal y como soy ahora. No...
Pero si no es así no me quieras. No me des ese cariño, no me des ese calor... Porque, entonces, dependeré de ti... Y ese sería nuestro mayor error.
Más... Quiero conocerte, quiero ser ese alguien. Quiero ser ese apoyo, esa fuerza, ese deseo, esa rabia... Quiero ser ese alguien.


 Quiero ser quien te lo de y te lo quite todo... Y que tú puedas hacer lo mismo. Quiero tener, de nuevo, esa debilidad.
 Es absurdo, pero echo de menos el querer darlo todo, echo de menos la emoción real. ¡Maldita sea! Puede ocurrir... así que ven. Ven y arrebata toda esta tranquilidad, esta inercia... Ven y pon mi mundo del revés, porque puedes hacerlo.

Café.

 ¿Qué más da? Cada uno es libre de creer en lo que quiera, en lo que pueda. Y hoy, a pesar de haber tenido un día genial, acabé pensando en las palabras que dijo un completo desconocido mirando unos simples posos de café.
 Elegir, eso fue lo que más me "impactó". En realidad sólo dijo tres cosas, y me gustaría recordarlas bien.
 La primera fue que tenía una cabeza organizada, algo parecido a una gran carpeta en la cual todo estaba ordenado, a mi manera, pero en orden. Eso me sorprendió. También me señaló a "una chica, con falda, como yo" y, junto a ella, a un hombre... "bajo". Pero no bajo de estatura, sino alguien que besaría el suelo que yo pisase, una forma de decir que esa persona que estaba junto a mi daría cualquier cosa por mi. Eso es algo que me cuesta creer, suele ocurrir...
 Pero por que más me impactó fue que menciono algo que me aterroriza... Menos de 6meses. Escasos 6 meses para tomar una decisión, una decisión que lo cambiará todo. Tengo ante mi dos caminos y sólo yo puedo elegir qué camino quiero empezar. Tengo la opción, tengo la libertad de elegir. Hasta ahora siempre lo tuve claro, no dudé ni un solo segundo sobre mi decisión, sobre dejarlo todo atrás. Pero..¿y si no puedo? Es estúpido... ya lo dije antes, no quiero renunciar a nada.
 Por ello creo que lo tengo claro, sé qué camino quiero escoger... quizá ahora me falten fuerzas, pero es el que deseo... A pesar de dejar cualquier otro deseo atrás.

jueves, 22 de marzo de 2012

Pero...


"Confiar en todos es insensato... pero no confiar en nadie es de neurótica torpeza"


 Pero... siempre hay un pero. Supongo que ahí está el problema, ¿no? Y ahora... ¿cuáles son tus "pero? Quizás sea un "pero es complicado", un "pero es imposible"... Ya no importa, porque existe ese "pero". Y ojalá no existiera. De no ser así podría volver a intentarlo, podría volver a darlo todo, a no guardar nada. Pero eso no lo puedo hacer, ese es mi "pero". No sé por qué será pero ahora, confiar plenamente, para mi es imposible. Ese es mi "pero". 


 Y ojalá... Ojalá pudiera ignorar al mundo, ignorar el pasado. Fingir que no me importa perder o ganar, que es indiferente quien sufra. Ojalá pudiera cambiar miles de cosas para no sentir una culpa irremediable por cada uno de mis actos. O sentimientos. Ojalá pudiera pedirte que lo dejaras todo por mi, poder llevarte en mi maleta a ningún lugar. Y a todos. ¿Qué más da? Me bastaría con que pudiese ser así, pero no lo es. 
 Es una pesadilla, y sin embargo vuelvo a entrar de lleno en ella. No quiero renunciar a nada y eso implica un único final. Un final en el que acabaré diciendo algo que pienso ya... "te echo de menos". 

miércoles, 21 de marzo de 2012

Believe.




"Hoy ya no sé que creer. No puedo pensar que sea especial, aunque lo sentí durante un momento. Pero no puedo dejarme engañar, no de nuevo. Sé que sólo soy su forma de olvidar, el recurso más cercano... tan solo ocupo un lugar que quedó vacío. Y sé que no seré suficiente, que no lograré su felicidad."

¿Rabia?


 ¿Rabia? Creo que eso ya se queda corto. La impotencia que tengo ahora mismo no la puedo explicar.
 Me molesta, y me molesta mucho. Me molesta que siempre fui sincera, desde el maldito primer día. Siempre dije lo que había, cómo era y cómo acabaría, antes o después tenía que ocurrir. Y me creí, más bien confié, en unas palabras que era más que obvio que no serían ciertas. Y lo que más rabia me da es que no te fallé como amiga, y lo sabes. Pero si no lo quieres ver no será mi problema.
 Si has decidido echarme de tu vida lo acepto, pero esta vez espero que sea para siempre. 

martes, 20 de marzo de 2012

¡Mentira!

 Yo lo llamo publicidad engañosa. Y me refiero a todos esos cuentos de hadas, a todas esas historias perfectas que tanto gustan (a mi la primera de todas, soy una ñoña sin remedio).
 Pero siendo objetivos... es una GRAN mentira, toda la historia en si. Me explico: ¿Cuántas películas o series hemos podido ver? ¿Cuántos libros, cómics, historias narradas hemos podido leer o escuchar? Y me refiero a todas esas historias de amor que acaban bien, ya sabemos que las hay trágicas a más no poder... Pero centrémonos en las perfectas. En esas que superan mil obstáculos, mil malentendidos, celos, peleas... De todo un poco en realidad. Esas que, al terminar, te dan esa satisfacción, esa alegría de "por fin están juntos". Mentira. Ninguna de esas historias está acabada, y eso es lo que no te cuentan. Te enseñan un hipotético final en el que están juntos, para siempre. Mentira otra vez, No niego que vayan a estar juntos, pero es imposible que sea todo perfecto. La historia puede ser perfecta, pero ese no es su final. Tras ese "final" ocurren mil historias más, pueden existir otros mil malentendidos, otras tantas discusiones. Eso no implica que sea imperfecto, pero no es ni mucho menos un "final".

En fin, para mi gusto será publicidad engañosa. Mi preciada y adorada publicidad engañosa.

lunes, 19 de marzo de 2012

Wine.

 A veces me gusta observar a personas ajenas e imaginar sus vidas. Ahora tengo mi propio rincón para hacerlo, tengo un pequeño hueco desde el cual puedo observar a todos, oír muchos comentarios, percibir muchos gestos y miradas. Mi pequeño y desapercibido lugar
 Desde él he podido imaginar miles de historias, escuchar otras tantas (algunas más verosímiles que otras). He podido entablar conversaciones absurdas y conversaciones interesantes. Pude conocer y debatir, ignorar y mostrar interés. Pero estas líneas van dirigidas a algo tan ajeno que no sabría cómo empezar...
 Esta historia comienza en mi primer día de trabajo, en el primer vino que me piden. Este vino me lo pide un señor de una edad  media (un "guiri" como diría normalmente). No quiere tapa, sólo su vino. Y se sienta, solo, en una esquina del bar. Observa a la gente que pasa por la puerta, observa sus manos y, sin previo aviso se termina su copa y se marcha. Es una historia de lo más normal, que se vive a diario en cada bar. Sin embargo lo "curioso" de este caso es la visión lejana que tengo yo desde mi escurridizo lugar de visión. Este señor tiene su rutina... Siempre llega, pide la misma copa de vino, rechaza la tapa y paga al momento. Y se sienta solo, en su esquina. Siempre mira hacia la puerta, y luego se mira las manos. Se termina su copa y se marcha. Siempre lo hace de la misma forma. Y siempre se despide con esa mirada de tristeza, con esa cara de dolor. Hasta ahora sólo le vi sonreír una vez, una sonrisa cansada y fugaz. Quizá por ello no se me ocurren historias sobre él, podría tener mil pasados dolorosos, problemas o quién sabe qué. 
 No es algo que merezca la pena ser contado, puede que existan mil casos como el de él, un hombre solo, triste y con su copa de vino. Pero a mi me sorprendió. No fui capaz de inventar su historia, tan solo de contarla de forma lejana, sin conocimiento. Pero ¿quién sabe? Quizá algún día llegue y cambie su rutina. Y sonría. Quizá entonces pueda inventar su historia desde mi lejano rincón. 


sábado, 17 de marzo de 2012

Sombra y nieve.

 -¿Sabes? Tengo la sensación de que mi fuerza de voluntad se ha marchado. Como si se hubiese marchado a otra ciudad y me llamase desde allí. Pobre ilusa, no entiende que sin ella aquí jamás podré ir a esa ciudad. Pero no atiende a razones... Por eso sé que, si no la logro recuperar, ella encontrará su propio camino, hará lo que de verdad desea, aunque yo no la pueda acompañar.
 Mis fuerzas se alejaron. Las vi huir con las últimas luces del día, con el atardecer más triste que jamás observé. Allí estaban, despidiéndose del mundo, olvidando lo que había en él.
 Y el amor se ha evaporado, se unió a las gotas de lluvia en mi ventana. Resbaló por el cristal para yacer hasta el amanecer y, así, evaporarse en su absurdo calor.
-Sin nada de eso, ¿cómo puedes vivir? Serías sólo un burdo recipiente vacío, sin color.
 -Supongo que aún hay algo que me ata aquí.
 -¿Qué es?
 -Ojalá tuviese una respuesta.

jueves, 15 de marzo de 2012

Y sin embargo.


Me pediste que jamás dejase de sonreír, que no perdiese mi sonrisa pasara lo que pasase. Que sonriera aunque tú ya no estuvieses a mi lado, que no te echase de menos, que no te odiase si te alejabas. Pediste que mantuviese mi sonrisa.

 Cuando sonreí, cuando me tragué cada decepción, cada lágrima, cada sentimiento de rabia que hubo en mí te preguntaste por qué no lloraba, por qué no me mostraba, por qué seguía sonriendo.

 Y, cuando dejé de hacerlo, cuando mi sonrisa se alejó y no era más que un velo, una máscara sobre mí, te preguntaste a dónde huyó mi sonrisa, por qué ya no estaba, por qué no sonreía como antes.

 Jamás respondí a ninguna de tus preguntas. Yo simplemente me alejé. Ninguna de mis respuestas hubiese sido la correcta.

"Sin que me pida más, más, más, más... Dame más."

BGI


No puedo hacerlo. No puedo evitar sentir lo que siento.
A él le gustas tú, a ti te gusta él. Sería perfecto si nadie se metiera.
¿Cuántas veces he dicho que lo dejaba porque creía que era lo mejor para ella?
Pero... Está llorando. Ahora está llorando.
¿El uno para el otro?
¿Amor prohibido?
¿Amistad?
Todo eso ahora mismo... ¡me importa una mierda!
No pienso permitir que la hagas llorar.

martes, 13 de marzo de 2012

Juego.

 Vamos a jugar a que nos conocemos. Vamos a jugar a que no tenemos nada que perder, a que no nos da miedo lo desconocido, ni el vértigo al rozarnos. Juguemos a que tú la has olvidado, a que a mi no me importa que no sea así. Juguemos a que, en realidad, nos queremos. Juguemos a que no habrá final, a que creemos en cuentos de hadas, a que nada podrá con nosotros. Y, cuando uno de los dos se canse de jugar, cuando uno de los dos decida ampliar las fronteras del juego... Juguemos a que nos importa la otra persona, juguemos a que nos duele ver como se aleja de nosotros. Al fin y al cabo tan sólo es un juego. No tiene por que haber ganadores, ni perdedores, ni dolor. 
Pero ahora explícame en que momento decidiste que era un juego. Y en que momento se me excluyó de saberlo. 


Si quieres jugar, que sea con ella.

lunes, 12 de marzo de 2012

When you...


 Sé que es mentira, sé que no son más que palabras dichas en un momento necesario. Y sé que lo olvidarás, que llegado el momento olvidarás esa "promesa". No sería la primera vez.

 Pero es ya no importa, ya sabía que sería así. Y no importa, porque en ese momento, en ese instante perdido, tú me hiciste sonreír.


 Y ahora no es tan sencillo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Un tic-tac nuevo, un tic-tac más.

Será que me cuesta entender las cosas hasta que estoy de bruces contra el suelo. Pero ahora es más fácil, y lo siento, pero será así.

 Hoy miré de nuevo al cielo, y vi que sigue siendo el mismo. Pero yo no.

Así que adiós. Quedará el rencor, el dolor y los reproches. Quedará el deseo de no haber conocido nada. Quedará la inexistente despedida. Pero no debe quedar nada más. No es necesario.




"Pero llévate tu lástima, tus reproches y tu maldito adiós porque al olvido invito yo. Al olvido ¡olvídalo!, al olvido invito yo."



sábado, 10 de marzo de 2012

Aquí te quedas, corazón.


 "Y quien no quiera entender que no entienda, que me canso de reproches, que me cansa la lucha absurda donde no hay ganadores. Hoy me rindo, por hoy tuve suficiente, no quiero ser víctima de tu lástima, no quiero que sientan pena por mi. Tan sólo quería un gesto sincero, pero eso en mi mundo no existe.
 Es irónico, 1680.02 km de distancia, 2275 km por carretera, y es una de las cosas que más cercanas sentí.


 Pero eso ahora da igual. Me marcho a fingir que nada me importa, me voy a creer que puedo seguir. Y luego volveré. Volveré para sonreír, porque es lo que toca ahora. Por lo tanto aquí lo dejo. Aquí te quedas, corazón."


Quítate la coraza que estás más guapa desnuda.

jueves, 8 de marzo de 2012

Creí.


 Siempre estuve en contra de las iglesias, sintiéndolo mucho por aquellos incondicionales que creen y tal. Siempre dije (y, aún hoy, mantengo) que si estoy muy cerca o entro en alguna igual empiezo a arder. Tonterías. Sin embargo no voy a comenzar una crítica ni a iglesias, ni a religiones, ni nada parecido.
 Hoy tan solo diré "gracias". A pesar de todo hoy asistí a una misa que difícilmente olvidaré. Ya no solo por la situación sino por unas palabras, algo que siempre pensé y que agradecí que dijeran. Agradezco que un final haya sido hermoso, a su manera, pero sobre todo agradezco que haya sido tan cercano, y tan íntimo.
 Ya sobran palabras, no hay nada que pueda explicar o resumir, porque cada palabra sería inapropiada, carecería de valor en estos momentos.
 Así que, sin más, me toca decir un "hasta luego". Porque no existe una despedida, no tiene por qué existir.



 "A veces. A veces no es necesario más, no más que un gesto amable, una sonrisa cercana, unas palabras pronunciadas con dulzura. No más. Eso es algo magnífico, algo que llena mucho más que cualquier otra cosa. Y, gracias a ello, existe un cariño, un respeto. Existe esa ternura hacia otros. No es necesario conocerlos, tan solo hacer ese gesto, que no cuesta nada, pero que alivia siempre por dentro."



(Esta es una canción que compuso un gran amigo. Hoy la tuve en la cabeza muchísimo tiempo, no sabes cuanto me pudo ayudar. Gracias.)

 Por último creo que necesito decirme algo. Quizás no soy la mejor persona, la más amable, la más sensible, la más cariñosa... ni mucho menos la más fuerte. Pero hoy me di cuenta de algo, soy más fuerte de lo que pensé, o al menos lo aparento mucho mejor que antes. Hoy no me podía permitir caer, hoy era yo la que debía estar ahí, estar bien, y cuidar de quienes tanto me cuidaron a mi. Hoy me tragué todo lo que pude sentir, no me siento ni bien ni mal. Simplemente es algo que debía hacer.
 Sin embargo no puedo negar algo. No puedo negar una cierta "envidia" (y lo llamo envidia porque no sabría como llamar a esa añoranza). Hoy, quizás, necesitaba que alguien no me pidiera que cuidara de los demás. Hoy, quizás, también necesitaba ese abrazo, ese cariño inesperado. Hoy, quizás, necesitaba que alguien me preguntase cómo estaba. Pero eso no fue así. Y sin embargo aquí estoy, estoy bien, estoy "feliz" de haber dado lo mejor de mí misma. Pero no podré negar haber tenido la esperanza de que, en algún momento, alguien fuese por mi. Es egoísta, es estúpido, pero yo siempre fui así.
 Pero me basta con eso. Me basta haber estado ahí, haber sido apoyo y confidente, haber podido recordar y conocer, haber podido ser fuerte, a mi manera.
 Hoy, quizás, me salvaron unas notas musicales que me dediqué a repetir en mi cabeza.
Pero es suficiente, por ahora.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Morfina.

 La morfina es una potente droga opiácea usada frecuentemente en medicina como analgésico. La morfina fue bautizada así por el farmacéutico alemán Friedrich Wilhelm Adam Sertürner en honor a Morfeo, el dios griego de los sueños.




"Better place."

lunes, 5 de marzo de 2012

The Nothing.

 Nada.
 Es un vacío inmenso, algo que no se puede curar con palabras. Puede que no lo entiendan pero esa nada, la nada más absoluta, es la única que puede hacer que siga luchando. Es un simple vacío. Es una impotencia demasiado grande.
 Hoy me sentí egoísta, hoy sólo pedí que, por una vez, no fueses tan fuerte. Quería que te rindieras, quería renunciar a ti. Es el peor pensamiento que tuve jamás pero, incluso ahora, quiero que te rindas. O que venzas. Pero tiene que ser ya, antes de perderte a ti. Antes de que se pierda todo.



 "Es absurdo. Tú no tienes ningún tipo de relación conmigo, hemos hablado en escasas ocasiones y, sin embargo, eres la primera persona que me ha mirado y se ha preocupado por mi. Y, al responderte que no había problema, simplemente te has sentado junto a mi, me has mirado y me has pedido que no te mienta. No me has pedido que te cuente nada, ni que confíe en ti, ni has dicho que me puedes ayudar. No. Tú tan sólo has hecho lo que de verdad necesitaba. Has estado ahí, simplemente. Y eso me dio fuerzas.
 Probablemente mañana todo sea igual, distantes y sin relación. Pero hoy has conseguido que no me rinda. Gracias."

'Cause everybody gotta die sometime.

 No hay más. Basta con saber como son las cosas. Basta con que fuese más rápido y se ahorrasen muchas situaciones. Basta con tener el tiempo suficiente para despedirse.

 Despedirse... Siempre odié las despedidas, por eso jamás me despediré, pase lo que pase. Yo tengo mi propia forma de ver las cosas, mi propia manera de seguir el ritmo. No es vivir atada, es vivir sabiendo que no necesito despedirme de algo que nunca me dejará.

 No es comparable. Comparar sería una falta de respeto.
 Pero se entiende, me vale con que una sola persona en este mundo lo entienda. Y tú lo entendiste. No necesito más.

 Así que sólo me queda decir "gracias". Por escucharme durante tantos días, por intentar entenderlo. Y por no olvidar.



"Al menos tú lo sabías, al menos no te decía que las cosas no eran como parecían..."

domingo, 4 de marzo de 2012

Castillos de arena.

 -¿Qué hace aquí?
 Le miró sorprendida, no podía creer que, finalmente, él hubiese ido hasta allí. No había nada allí que encajase con él, excepto que ella estaba allí y él lo sabía.
 -Así que es cierto, estás por aquí.
 -¿Por qué iba a mentir?
 No podía creer aquello. Era absurdo. La conversación, la situación... ¿Qué demonios hacía él allí? No era correcto. Ni siquiera se conocían realmente...  sin embargo allí estaba. Ya no podía evitarlo, ya no podía negarlo más. Su corazón latía demasiado rápido como para negarse a si misma que le encantaba que él estuviese allí. Pero no podía decirlo..no. Se armó de valor, le miró a los ojos, dispuesta a preguntarle que era lo que buscaba realmente allí. Le miró... y aquello la dejó sin palabras. Era la primera vez que estaban de ese modo, uno frente a otro, con un momento sólo para ellos. Miró esos ojos oscuros, él le sonrió.
 -¿Tienes tiempo?
 Realizó esa pregunta con una mueca, una mezcla entre una sonrisa amable y creída.
 -¿Tiempo?
 Se sintió estúpida al preguntar eso, pero desconocía a que se debía todo aquello. Le comenzaron a temblar las manos. "¡Maldición" pensó, aquello era lo último que quería que él notase. Estaba inquieta, y no sabía explicar por qué.
 -Tiempo. Me preguntaba si tienes algo que hacer después de esto.
 -Nada. No tengo nada que hacer.
 -¿Te apetece salir un rato? No te robaré mucho tiempo.
 -¿Salir? Claro, sería un placer.
 -Perfecto. Te espero fuera.
 Y sin más se dio la vuelta y la esperó, fuera, mientras miraba a la gente pasar. Aquello era absurdo, no tenía ningún sentido. Pero decidió seguirle la corriente, la curiosidad le podía. Y las ganas de conocerle mejor también. Se cambió rápidamente y salió a su encuentro. Él le volvió a sonreír. Comenzaron a andar y, sin más, se sentaron juntos a hablar. Simplemente hablar. Conocerse. Fue una tarde tranquila, de risas y confidencias, de debates, de opiniones comunes y enfrentadas. Para ella fue una tarde maravillosa. Él le estaba abriendo las puertas, dejaba que ella le conociese. Y ella le correspondió en todo momento.
 Pero el tiempo pasa, y anocheció demasiado rápido para su gusto. Llegaron a su destino, al lugar donde debían separarse. Se despidieron de forma cordial, como si un velo helado se hubiese posado sobre ellos y la cálida tarde hubiese sido olvidada. Ella se sintió desfallecer, le había tenido durante unas horas y, ahora, todo volvía a ser igual. Indiferente. No quería aquello, no ahora que sabía que él tenía algo, algo que ella deseaba conocer aún más, algo que le encantaba, le asustaba y hacía de él algo adictivo.
 -¿Puedo preguntarte algo?
 -Adelante.
 -¿Por qué has venido hoy? No logro entender con qué fin podrías venir hasta aquí.
 El se rió, con esa risa nerviosa que había descubierto esa tarde y que tanto le había gustado.
 -Quería verte y conocerte. Pero sólo a ti, saber como eres de verdad, sola. Quería encontrarte.
 -No me esperaba esa respuesta.
 -Es lógico. Vas a llegar tarde, deberías marcharte ya.
 -Tienes razón... Gracias.
 Se dio la vuelta y comenzó a andar. Seguía sin entender nada. No podía ilusionarse, era absurdo. Aceleró el paso, intentando huir de algo que había sido fantástico, pero un grito la paró. Él la llamaba, de nuevo él. Se paró y esperó a que él la alcanzase sin aliento.
 -Ahora tengo yo una pregunta.
 -...Adelante.
 -¿Esto se podrá repetir?
 -Ya sabes donde encontrame.
 -No quiero volver a encontrate, quiero que me dejes buscarte. Depende de ti.
 -Estaré aquí, esperando a que me encuentres de nuevo.
 -¿Lo dices de verdad?
 -No podría mentir con algo así.
 -¿Puedo buscarte ahora?
 -Ya me has encontrado.

 No hizo falta más. Seguía siendo absurdo pero para ellos fue suficiente. No importaba el pasado, no importaba la gente, no importaban horarios ni comentarios. Aquello que habían ignorado tanto tiempo les desbordaba, lo sabían. Algo que ambos se preguntaban tuvo solución en una sola tarde. Él la había encontrado. Ella le había encontrado. Algo que no suele ocurrir.

Cansada del tiempo.



"Estoy cansada del tiempo."


Siempre estamos perdidos entre el "después" y el "ahora", cruzándonos en los pasillos, rozándonos con las miradas... no puedo más. Estoy cansada... Quiero tenerte, parar el tiempo, romper las horas.

Ya no creo en los momentos por llegar. ¿A dónde van los besos que no se dan? Los disfrutes que entre el después y el ahora vuelan.
No hay reloj que los detenga a espera de ser tomados. Y así me tiró ese reloj, de tic tac estruendoso, de ese tipo de estruendo que te hace despertar, como si todo hubiese sido un sueño.







Cosas que se encuentran por Internet. Me pareció genial.

sábado, 3 de marzo de 2012

Unilateral.


 "Creo que voy a empezar a romperme."

 Pero no fue suficiente. Tú preferías seguir tu propio ritmo, sin ataduras. Libre. Siempre fuiste así, es lo que más me gustaba de ti. Sabía que no podría tenerte, no de la forma que me gustaría. Eso es lo que te hacía tan especial.
 Sin embargo dijiste tanto... Dijiste tantas cosas que no imaginabas el impacto que harían en mi. Cada palabra tuya, cada gesto podía cambiar mi mundo en un solo segundo.
 Tú eras tan diferente, no necesitabas de nadie para brillar, para ser tan auténtico que no había forma de resistirse. Tú, que podías enamorar en un segundo, y odiar con una mirada. Tú, que decías que nada podría derribarte, porque nada te podía llegar a importar tanto como para herirte. Tú.
 Pero mentías. Y esa faceta tuya la conocía demasiado bien. Ella era tu mayor problema. La amabas, la amabas tanto que te daba miedo tenerla y, más aún, perderla. Ella era tu todo, y tu nada. Podías vivir sin ella, pero no podías escapar de su recuerdo. Todo lo compararías con ella, porque nunca encontrarías algo que te hiciera vibrar así.


 Si todo hubiese seguido igual no habría problemas. El problema son tus palabras, tus gestos, tus actos. Porque  no puedes llegar y fingir que la has olvidado, sé que no es así. Y, a pesar de todo, lo haces. Sigues en tu mundo, sin ella pero absolutamente dependiente de su condición. Nunca lo aceptarás. Y no seré yo quien consiga que lo hagas.

Scream.

 No es más que pedir a gritos que la encuentres. No pide más, tan sólo que observes, por un instante, su mundo. Que veas que está hecho trizas, que se derrumba por momentos. Que no sonríe porque quiera, que sólo busca soledad. Busca no volver a sufrir, ni a herir. Busca escapar y olvidar todo, no volver jamás. Tan solo desea que no vuelva a suceder, quizás perder de nuevo sea demasiado. Quizás esta vez no soporte ese peso que le viene grande. Pero jamás, jamás aceptará que es su mayor miedo. Porque el miedo crea debilidad y les da al resto un arma infalible para destruir. 
Todo.


"Y sólo quiero escuchar tu voz. Que siempre llego a la deshora que me marca el corazón y que, cuando estamos a solas, molesta el caparazón"




Como siempre, inolvidable.


 Quizás fue pedir demasiado.
 Es regresar a ese lugar, a su lugar de siempre. A ese lugar al que tanto le costó acostumbrarse y del que no puede escapar. Debe hacerlo, quiere hacerlo. Pero no es el momento.
 Ahora no puede abandonar a su suerte aquello que una vez le importó. No importa cuanto odie ahora, no importa cuanto quisiera cambiar esa situación. No puede. No tiene la capacidad ni el valor para hacerlo. Sólo puede quedarse escuchando y, cuando no puede soportarlo más... huir.
 Es fácil. Escapar, correr hasta quedar sin aliento. No importa nada, sólo llegar a ese lugar, el mismo lugar al que huye siempre. Observar las mismas luces de esa ciudad, el mismo cielo de cada noche de soledad. Oír el tráfico lejano a sus pies, el silencio residencial de esas noches, el propio latido de su corazón.


 Es absurdo, no es una solución. Pero es la opción más fácil, es lo que mejor sabe hacer, lo que más le protege. No necesita nada más.

 Only Breath. Heart Beat.


viernes, 2 de marzo de 2012

Él.

- No puede ser.
- ¿Qué ocurre?
- Está aquí, de nuevo. Es ella.
 No lo podía creer, se habían despedido de forma normal. Un adiós, y no volvió a verla. Tan pronto como llegó volvió a desaparecer.
 Pero él no la había olvidado. Esa mirada huidiza, ese dulce olor, esa frialdad que transmitía y que, sin embargo, se convertía en una dulzura infinita cuando sonreía. Ella nunca le miraba a los ojos, sonreía y apartaba la mirada. Cuando hablaban siempre lo hacía cabizbaja, con una extraña y dolorosa vergüenza, pero fascinante a los ojos de él.
 En realidad no había más, él lo sabía. No sabía nada de ella, las típicas cosas que uno pregunta o descubre por casualidad. Gustos musicales, comida, libros, cine... Algo importante para muchos pero que él veía como algo secundario. Sin embargo, él adoraba sus pequeños detalles. Su risa, si forma de ponerse un mechón tras la oreja, sus cambios de postura cuando se aburría, su forma de morderse el labio cuando se sentía incómoda o frustrada, su obsesión con el orden... No eran más que pequeños detalles que él solía observar pero que hacían, en conjunto, a esa chica. Esa chica que, de alguna forma, había conseguido que él olvidase su dolor, su pasado. Y no había hecho nada, salvo mirarle un segundo. Y abrazarle. Él jamás olvidaría ese abrazo fugaz. Fue perfecto, en el momento justo, con la sinceridad que él necesitaba. Nadie le había visto marcharse infeliz, y a pesar de todo ella corrió tras él, le miró y le abrazó. No dijo nada, tan solo le abrazó. Y para él fue suficiente. Jamás olvidaría esos segundos a escasos centímetros de distancia, jamás olvidaría su dulce olor, sus ojos llorosos, su respiración acelerada. Y, tras eso, su sonrisa. Ella le sonrió, él le devolvió la sonrisa. Y fue suficiente.
 Y luego se marchó. Estaba convencido de que no la volvería a ver, sabía que ella sería fugaz. Lo sabía, y sin embargo no pudo dejar de pensar en ella, de mantener viva esa esperanza. Y ahora allí estaba, ante él. Con la misma mirada que el primer día.
 Esta vez no la podría dejar escapar. necesitaba conocerla, necesitaba abrazarla, la necesitaba. A toda ella, sus virtudes, sus defectos, sus manías. Todo. Pero le daba miedo. Amar de forma incondicional le aterroriza, pero le asusta más, mucho más, que ella huya de él.
 Pero esta vez necesitaba comprobarlo...

- ¿Qué haces aquí?
- Te estaba buscando.

Y esas palabras fueron suficientes.
- No vuelvas a marcharte.

(...)