sábado, 1 de septiembre de 2012

Runnin' away


"Porque el amor, cuando no muere, mata. Porque amores que matan nunca mueren."

Pero no nos engañemos, ya no estará ahí. A veces no importa que lo intentes, a veces no importa la intención o las ganas de hacer posible ese deseo. A veces tan sólo importa ese momento exacto, ese instante perfecto en el que necesitas de esa mirada, de ese abrazo, de esa calidez instantánea. Y, quizá, eso no estará. No existirá el abrazo perfecto, la inesperada presencia, el correr y encontrar o el hacer sonreír. No existirá... no de la misma forma, no de la persona que debería ser.







Proporción opuesta.


Sin saber cómo ni por qué salió a la luz la perfecta proporción opuesta en nuestras  ganas. Mis ganas de abrazarle se transformaron es sus ganas de huir. La prisa por encontrarnos quedó velada por el correcto horario establecido. El saludo olvidado quedó sembrado de odio y, a su vez, no existió la dulce e indeseada despedida. La distancia entre nosotros quedó sumida por la prisa y las ganas de no vernos.
 Y, tras este caos, la sonrisa se transformo en una mueca que tapaba el ya disimulado dolor.