lunes, 13 de mayo de 2013

No cambiaría nada...

...pero a la vez lo cambiaría todo. 

 No es sencillo de explicar lo que pasa por mi cabeza a veces. Pero lo veo tan simple que hasta me cuesta reconocerlo. Hoy, la típica noche que tantas otras veces he vivido y que, sobre todo, deseaba vivir aquí. Uno de esos "break" de estudio nocturno en la terraza, en silencio, y de nuevo a solas. Hoy, por fin, me tocó vivirlo aquí. Así que aquí estoy, sentada en una terraza tan desconocida a la par que amada, pero diferente. Suave brisa nocturna y pensamientos, quizá demasiados. Pero uno que se reproduce con más fuerza que nunca. 
"Quiero volver".
Y no es que odie este lugar, aunque esa relación de amor-odio no sea del todo sana. Pero ya lo necesito, necesito volver. Más que nunca. Y no es tan difícil de explicar, no esta vez. Es pura añoranza. Quiero verles, necesito estar allí. Necesito un abrazo y soltar un par de lágrimas. Necesito abrazar, dar mi hombro y mi apoyo. Necesito volver y estar en mis lugares... Porque ya son una parte demasiado profunda en mí. Porque no esperaba echar de menos tantos detalles insignificantes. Y porque no es fácil, ni yo soy fuerte. Y me puede. Me puede el volver a casa y saber que no habrá nadie esperando, me puede el no escuchar un "buenas noches". Me puede el saber que las llamadas serán a cientos de kilómetros, que nadie aparecerá en mi portal sacándome de casa. Me puede el saber que no puedo improvisar, sacar de casa en momentos de frustración. no puedo aparecer en portales, no puedo improvisar cervezas, ni puedo tumbarme a ver el cielo sin más. No existe ese "aquí estoy", ni ese lugar al que escapar. No existen demasiados detalles.
Y, al final, todo se reduce a lo mismo. No hay nadie que esté esperando por ti al final del día, al menos no a tu lado. Es echar de menos. 

Quizá eran más mis ganas de que esto no ocurriera, quizá por eso el golpe fue mayor. No me arrepiento de estar aquí, pero no negaré que me cuesta estarlo. Es mi sueño, y mi mayor miedo.
Es el sentirse solo y no saber remediarlo. 



"Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos
y el olor a gasoil.

Me angustia el cruce de miradas,
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me arruínan las prisas
y la faltas de estilo,
el paso obligatorio,
las tardes de domingo
y hasta la línea recta.

Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran a sus ideales
sobre los de cualquiera.

Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido. 

Parado frente al mar
mientras el mundo gira."



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