domingo, 3 de agosto de 2014

Extremo.


 No puedo no hablar de este concierto, un concierto que estaba esperando desde hacía mucho tiempo y al que tenía clarísimo que quería ir, como fuera. Y al final se cumplió, quizá no en las condiciones que me hubiese gustado porque mi salud variable no me permitió estar en las primeras filas y me conformé con la "lejana" grada... una gozada. un sonido maravilloso, un buen espectáculo... fue soberbio. Y, a pesar de no poder ni levantarme en esas canciones que sólo me hacían querer saltar y dejarme la voz... me dejé la voz igualmente. La voz y un torbellino de sentimientos. Porque transmiten tanto... esa voz rasgada consiguió hacerme reír y casi llorar al mismo tiempo, hacerme un nudo en el estómago incluso en alguna canción que no me convencía del todo... y la piel de gallina, en demasiadas ocasiones. Y es que hay muchas historia tras esas canciones, porque cada cual las hace suyas... y yo hice demasiadas mías. Y destacar... las canciones del nuevo disco sonaron a la puta perfección, me emocionó hasta la que no me gustaba (y mucho más de lo que me gustaría reconocer), las canciones de la ley innata previas a la parada fueron... no sabría ni como explicarlas. Mi mezcla de rabia y paz fue extraña, emocionante la unión entre ellas, junto a su letra demasiado perfecta en tantas ocasiones. Me destrozó, y a la vez me hizo sonreír como una estúpida. Tras la parada, comenzar con Prometeo fue una especie de éxtasis, una bomba en el escenario que te pegaba en la cara y sólo te dejaba con ganas de más y más... por supuesto Salir y Puta fueron sublimes, con la voz ya rota y mi cuerpo pidiendo clemencia casi fui capaz de levantarme (ganas no me faltaron) y ¡joder! no hay droga que se compare a esas sensaciones. Y el final del concierto, en el cual no tenía muchas expectativas ya que acababan con una canción que me encanta, pero que me parecía muy lenta para un final de concierto... y sin embargo estoy sin palabras. Fue una despedida épica, un cruce de luces, miradas, y sonidos que no te podían dejar indiferente. Y es que son muy grandes, muy muy grandes.

 Pero siempre hay algo que destacar, algo que sobresale por encima de todos los momentos y de todas las canciones. Y es que, cuando tocaron Standby... a mí me destruyeron, lentamente, y me reconstruyeron a la vez. Porque, como ya dije, cada cual hace suya las canciones, y esta canción era mi gran tabú. Me acompaño durante una larga época, una época que odié con todas mis fuerzas. Una época que, como absurdamente indica el nombre, me dejó en mi estado de espera personal. Aún no tengo claro si ya escapé de ese estado de espera pero sé que, al menos, ya no me siento irremediablemente sola como cuando escuchaba esa canción, al escuchar esta canción. Pero sí que me emocionó, hasta el punto de guardarme las lágrimas como pude, por puro orgullo supongo. Para mí fue perfecta, fue mi más personal en este concierto y sólo por eso ya mereció la pena. 




Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás
vivir en los atascos, los frenos automáticos
y el olor a gasoil.

Me angustia el cruce de miradas,
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio,
las tardes de domingo
y hasta la línea recta.

Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran a sus ideales
sobre los de cualquiera.

Me cansa tanto tráfico
y tanto sin sentido
varado frente al mar
mientras el mundo gira.


Y bebe rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo.


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