martes, 4 de noviembre de 2014

Y ya no...


 A veces ocurre, que escuchas una canción que no va nada contigo. Pero que su letra, su maldita y dolorosa letra te representa tan drásticamente que da miedo. Y así ocurrió.

 Hoy volví a escucharla y, como la típica burla del destino, vi que había cambiado tanto desde entonces... Y que ahora es al contrario. Y duele, duele demasiado. Pero como bien sé ya... las heridas duelen, y tardan en cicatrizar. Pueden infectarse, tardar más o menos, sólo son necesarios los cuidados adecuados.

 Por desgracia desconozco cuales son esos cuidados. Quizá no quiera verlos. Quizá me haya vuelto a perder.

(Que me queman las manos de hablar de ti.)

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