lunes, 19 de enero de 2015

Seguridad.

"Que ni yo soy tus pedazos ni tú mis cicatrices."

 En esos momentos en los que deberías estar haciendo cualquier otra cosa... pero prefieres poner(te) en orden una vez más. Y es que estoy segura de algo, y es que sólo quiero que esté seguro de no dejar jamás de tener dudas pero, tal como dicen por ahí, 'que me tenga claro; y que me tenga, claro.' Y que juguemos al escondite con las ganas de abrazarnos, y de vernos. Y que perdamos siempre. O que nos encontremos, sin querer, a medio desvestir. Encontrar algo más detrás de lo tan típico, como estúpidas estrellas perdidas que deciden obviar su órbita y chocar contra el primer huracán, sin saber muy bien el cómo o el por qué. 
 Frenar.
 Y tras la aparente calma dejarnos hundir en la nieve, rodar sobre los charcos y luego arder, de todas las formas posibles, hasta ser meras cenizas. Adherirnos sin piedad y después... Quizá ya tengas sentido, quizá siempre lo tuviste.

 Me sobran razones para hacerlo, y más si no sales corriendo. (Que no me hablen de echar de menos si no saben qué es perderse por su espalda.) Y dejarse conocer. Asumir que somos más que pedazos sin unir y cicatrices que ocultar. Y dar el pequeño privilegio de la sinceridad, aunque de miedo.

Ante la erótica de dejarse conocer y saber que podrían destruirte.

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