Siempre en estado de espera.
Acabó las últimas gotas de vino, vertió la tinta sobre papel mojado y alzó la vista hacia un cielo, de nuevo, cubierto de gris. Un nuevo instante perdido, una llamada que jamás llegó.
Y esperar.
Un ruido tan huérfano como distante, tan vacío, unas letras que jamás volvería a entender. Trazos borrados tras el derrumbe de ilusiones. Un "erase una vez" con un fin interrogante. Esperando...
...tanto. Tanto que acabó convertido en espera.
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