sábado, 9 de febrero de 2013

Efecto.

"Si tu magia ya no me hace efecto... ¿cómo voy a continuar?"

 A veces amanece de un modo diferente, más cálido, más distante... Pero yo siempre fui de fríos atardeceres, de esos que te dejan un agridulce sabor a recuerdos e ilusiones. Esos de "si tú supieras". Esos.
 Esos que guardan secretos y lágrimas contenidas, frustración por no poder mostrar tu propia sinceridad. ¿Cómo es posible fingir tanto? Es una pregunta que me realizo cada día, y no pocas veces. Bendigo y maldigo esa máscara y esos muros. Tanto los míos como los tuyos. Odiosos y fascinantes. Y, sobre todo, necesarios. El problema llega cuando vuelves a ese lugar en el que no tienes que fingir, esa soledad que nos muestra tal y como somos. Ese miedo a mostrarnos ante alguien y ser rechazados. Irónico miedo al rechazo. "Si no diese miedo no sería importante." Aunque, a veces, no es cuestión de miedo, más bien es la innegable realidad.

 Pero, sin duda, lo peor es esa pregunta... "¿y si?" Esa pregunta cuando, a pesar de saber que está todo perdido, se renueva la esperanza, esa esperanza que nos puede destruir.
 Indiferencia. 


...Y, algún día, podré mirarle a los ojos y decir: sí, soy yo... y esta es mi historia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario