sábado, 12 de diciembre de 2015

Conclusión. (En Do, sin ukelele)

 Que en el fondo no era tan raro. Desear que no seas un secreto, que te cojan de la mano en público. Que no tengas que superar ciertas pruebas, expectativas, como si fuese un premio sacarte a la luz. De algún modo acabas comprendiendo que no debes dejar que te escondan, que no puedes vivir en la sombra por nadie. Que no debes ser la mitad de nada. Estar completo no es nada malo.
 Aunque rotos ya no buscamos desesperadamente que nos unan. Quizá vale más la espera que dejarse romper aún más. Que para ver esos pedazos no hay porqué arrancar también la piel.

Y gritemonos bien fuerte los defectos. 

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