miércoles, 16 de diciembre de 2015

Immortal.

 Me creía rota, sin remedio, moviéndome por pura rutina. Intentando alcanzar algo, algo que ni siquiera sabía que era. Porque, de repente, había perdido el Norte y todo lo que significarla el creer haberlo encontrado. Pero, de algún modo, eso cambió. No fue drástico, ni esperado, ni buscado. Algo me accionó. Un momento concreto. Y, sin más, comencé a moverme. A moverme de verdad, sabiendo hacia dónde iba, sabiendo que no necesitaba un Norte, sabiendo que había mucho más. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario