Hay una emoción que no se desvanece por mucho que pase el tiempo.
Raro. Mirarte, saber que en el fondo guardas mucho más de lo que muestras. Y armarme de valor para conocerlo. Incluso cuando no tiene sentido. Cuando lo sabes, cuando no. Cuando me miras sin entender nada, que te importe y que no lo haga. Que se me hace raro este tiempo, que absurdamente creí que no pasaría. Que esto es raro, maravillosamente raro.
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