lunes, 13 de febrero de 2012

Creer que el cielo en un infierno cabe....






"Mirarte de frente, admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla, sin más, en la fosa común donde yacen los sueños que nos diferencian."


















Tal vez.

-No sé que hacer. Y no sé que hacer contigo.
Repitió una y otra vez esa frase sin llegar a creerla en ningún momento. No era difícil saber la solución. Era imposible llegar hasta él, imposible entrar en su mundo, imposible ser su "para siempre". Daba igual cuanto lo intentase, había algo en ella que jamás encajaría con él. Sin embargo allí seguía. Seguía luchando contra esa distancia, seguía intentando derribar esos muros... sólo por alcanzarle a él. Estaba agotada, derrumbada. Pero, una vez más, bastó. Bastó volver a mirarle, ver sus ojos bañados de una infinita tristeza. Esos ojos que tanto había deseado conocer, esos ojos que tanto miedo podían causar. Esa mirada perdida, ese flequillo siempre despeinado que tanto le gustaba alborotar. Miró sus manos, esas manos con las que podía crear y destruir todo aquello que se le antojase... Y sintió esas ganas de abrazarle.
Él era un completo desconocido, era todo un puzzle sin armar. Podía ser un genio, un bastardo, algo dulce y absolutamente letal. Podía ser un cualquiera, pero era él. Y eso era suficiente.
-No existen los para siempre, es mucho más sencillo pensar en perseguirte... hasta nuestro hipotético fin del mundo.
La miró, pero no dijo nada más. No pudo, y lo agradeció.


No hay comentarios:

Publicar un comentario