domingo, 15 de abril de 2012

Tú no sabes lo que tienes.

 -Y disculpa mi bordería al decírtelo, pero de verdad que no lo sabes. Crees que sabes lo que tienes, y no es así. Parece que lo único que quieres es despertar en una estúpida habitación blanca, o quizás no hacerlo. Son cosas que jamás comprenderé. 
 -Pues discúlpame tú a mi, ahora. No necesito más lástima, más reproches, ni mucho menos más "esto es lo que debes hacer". No. Quizás si necesite esa habitación. Quizá necesite desaparecer. Todo sería mucho más tranquilo. Y lo sabes. Sabes en qué momento algo sobra, en qué momento se debe alejar. Y, ahora, sólo quiero que todo acabe. Yo no puedo aguantar otro peso sobre mi, no soportaría otro reproche, otra decepción. No sabes cuánto duele esa mirada discreta de decepción. No sabes hasta dónde llega esa impotencia. No, no lo sabes. Pero jamás lo sabrás, porque no conoces la parte oscura de esta historia, una historia que no merece ser contada.


(...)en la próxima tormenta... Yo me conformo con volver a ver tus ojos brillar con cada rayo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario