jueves, 15 de marzo de 2012

Y sin embargo.


Me pediste que jamás dejase de sonreír, que no perdiese mi sonrisa pasara lo que pasase. Que sonriera aunque tú ya no estuvieses a mi lado, que no te echase de menos, que no te odiase si te alejabas. Pediste que mantuviese mi sonrisa.

 Cuando sonreí, cuando me tragué cada decepción, cada lágrima, cada sentimiento de rabia que hubo en mí te preguntaste por qué no lloraba, por qué no me mostraba, por qué seguía sonriendo.

 Y, cuando dejé de hacerlo, cuando mi sonrisa se alejó y no era más que un velo, una máscara sobre mí, te preguntaste a dónde huyó mi sonrisa, por qué ya no estaba, por qué no sonreía como antes.

 Jamás respondí a ninguna de tus preguntas. Yo simplemente me alejé. Ninguna de mis respuestas hubiese sido la correcta.

"Sin que me pida más, más, más, más... Dame más."

No hay comentarios:

Publicar un comentario