sábado, 3 de marzo de 2012

Unilateral.


 "Creo que voy a empezar a romperme."

 Pero no fue suficiente. Tú preferías seguir tu propio ritmo, sin ataduras. Libre. Siempre fuiste así, es lo que más me gustaba de ti. Sabía que no podría tenerte, no de la forma que me gustaría. Eso es lo que te hacía tan especial.
 Sin embargo dijiste tanto... Dijiste tantas cosas que no imaginabas el impacto que harían en mi. Cada palabra tuya, cada gesto podía cambiar mi mundo en un solo segundo.
 Tú eras tan diferente, no necesitabas de nadie para brillar, para ser tan auténtico que no había forma de resistirse. Tú, que podías enamorar en un segundo, y odiar con una mirada. Tú, que decías que nada podría derribarte, porque nada te podía llegar a importar tanto como para herirte. Tú.
 Pero mentías. Y esa faceta tuya la conocía demasiado bien. Ella era tu mayor problema. La amabas, la amabas tanto que te daba miedo tenerla y, más aún, perderla. Ella era tu todo, y tu nada. Podías vivir sin ella, pero no podías escapar de su recuerdo. Todo lo compararías con ella, porque nunca encontrarías algo que te hiciera vibrar así.


 Si todo hubiese seguido igual no habría problemas. El problema son tus palabras, tus gestos, tus actos. Porque  no puedes llegar y fingir que la has olvidado, sé que no es así. Y, a pesar de todo, lo haces. Sigues en tu mundo, sin ella pero absolutamente dependiente de su condición. Nunca lo aceptarás. Y no seré yo quien consiga que lo hagas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario